lunes, 3 de febrero de 2014

Talking to the moon.

Anoche le hablé de ti. No sé como salió el tema, pero lo que si que estoy seguro es que quería hablar de ti. Y allí estaba ella, como cada noche esperándome, para darme las buenas noches y si necesitaba algo.
Ella me preguntó el por qué de las locuras que hacía. La pregunta no me pillaba de sorpresa, la estaba esperando, pero aún así no supe que responder. El silencio se hizo entre nosotros, dejándome mi tiempo para poder responder a la pregunta. En el momento en el que iba a hablar, yo respondí: por cada amanecer a su lado, por las miradas, por las veces que me dejó sin aliento, por las risas, por todos los momentos a su lado, por todo los que quedan... En ese momento sonrió y me dí cuenta de que no la esta respondiendo, sino que me estaba respondiendo a mi mismo, ya que muchas veces me lo había preguntado sin saberlo.
La noche trascurrió y solo hable yo, será porque necesitaba hablarlo con alguien, hablarle de como eres, tu forma de ser, tu forma de moverte, de reír, de llorar... necesitaba sentirme apoyado. Cuando nos dimos cuentas el sol salía de su letargo y mi consejera y amiga se tenía que ir. Pero no importaba porque sabía que la noche siguiente ella estaría otra vez en lo más alto del cielo para esperarme y contarle.